¿Qué es?
La depilación láser es un tratamiento médico-estético que utiliza energía lumínica de alta precisión para eliminar el vello no deseado de forma progresiva y duradera. El láser actúa sobre la melanina del folículo piloso (el pigmento que da color al vello), debilitándolo hasta inhibir su crecimiento.
En Clínica Victoria trabajamos con tecnología láser de última generación, adaptada a cada tipo de piel y vello, lo que permite obtener resultados eficaces con el máximo cuidado de la piel, incluso en fototipos altos o zonas sensibles.
A diferencia de otros métodos, como la cera o la cuchilla, el láser actúa desde la raíz, lo que reduce notablemente la aparición del vello a largo plazo.
¿Para qué sirve?
La depilación láser sirve para eliminar el vello corporal o facial de forma segura, precisa y duradera. Es ideal tanto por motivos estéticos como por razones médicas o de comodidad personal. Los beneficios más destacados son:
Reducción progresiva y permanente del vello en zonas como axilas, ingles, piernas, rostro, espalda, tórax, abdomen o brazos.
Prevención de foliculitis o vello enquistado, frecuente en personas con piel sensible o tras métodos tradicionales de depilación.
Mejora de la textura de la piel, al eliminar la irritación, los cortes o las manchas oscuras causadas por el rasurado o la cera.
Comodidad e higiene, especialmente en deportistas o personas con exceso de vello.
Complemento en tratamientos hormonales o afecciones como el hirsutismo, el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o el acné hormonal.
Es un procedimiento apto para mujeres y hombres, con protocolos personalizados según el tipo de piel, la densidad del vello y el historial clínico.
¿Cómo se realiza?
El tratamiento comienza con una valoración personalizada, en la que se analiza el tipo de piel, el color y grosor del vello, el historial de depilación y posibles contraindicaciones. Según esta valoración, se determina el tipo de láser más adecuado (por ejemplo, diodo, alejandrita o láser médico SHR).
El procedimiento se realiza en varias sesiones (entre 6 y 10 en promedio, dependiendo de la zona y del tipo de vello), espaciadas cada 4 a 6 semanas. Así se cubren las distintas fases de crecimiento del vello para asegurar su eliminación completa.
- Se limpia y rasura la zona a tratar.
- Se aplica el láser con un cabezal específico que emite pulsos de luz controlados.
- Se puede sentir una leve sensación de calor o picor, pero la mayoría de equipos modernos cuentan con sistemas de enfriamiento para mayor confort.
- Al finalizar, se aplica una crema calmante y protección solar si es necesario.
Es un tratamiento rápido, no invasivo, con mínimos efectos secundarios (ligero enrojecimiento temporal) y sin necesidad de reposo. La paciente puede retomar su actividad habitual de forma inmediata.