¿Qué es?
La radiofrecuencia es un tratamiento no invasivo que utiliza ondas electromagnéticas de alta frecuencia para calentar de forma controlada las capas profundas de la piel. Este calor estimula la producción natural de colágeno y elastina, dos proteínas clave para mantener la piel firme, elástica y rejuvenecida.
En Clínica Victoria trabajamos con tecnología de radiofrecuencia de última generación, segura y eficaz, que permite mejorar el aspecto de la piel desde el interior, sin dolor, sin agujas y sin necesidad de cirugía.
¿Para qué sirve?
La radiofrecuencia sirve para reafirmar, tensar y revitalizar la piel, combatiendo de forma natural los signos del envejecimiento o la flacidez corporal. Es uno de los tratamientos más demandados por su efecto tensor inmediato y progresivo, ideal para personas que desean resultados visibles sin recurrir a procedimientos invasivos.
Entre sus principales beneficios se encuentran:
Reducción de la flacidez facial y corporal, especialmente en zonas como mejillas, cuello, escote, abdomen, muslos, brazos o glúteos.
Rejuvenecimiento facial: mejora la calidad de la piel, reduce arrugas finas, líneas de expresión y redefine el óvalo facial.
Mejora de la circulación y oxigenación de los tejidos, lo que aporta un aspecto más saludable y luminoso.
Estimulación del drenaje linfático, ayudando a combatir la retención de líquidos y la sensación de hinchazón.
Reducción de la celulitis y mejora del aspecto de la piel de naranja, especialmente en muslos y glúteos.
Ideal como complemento a otros tratamientos estéticos o postoperatorios.
La radiofrecuencia es apta para todo tipo de pieles y no requiere tiempo de recuperación, lo que la convierte en un tratamiento cómodo y seguro para incorporar en la rutina estética.
¿Cómo se realiza?
La sesión de radiofrecuencia comienza con una valoración personalizada, donde se estudia la zona a tratar, el tipo de piel, el grado de flacidez y las expectativas de la paciente. En función de esto, se determina la frecuencia, número de sesiones y tipo de aparato más adecuado (monopolar, bipolar o multipolar).
Durante la sesión:
- Se limpia la zona a tratar y se aplica un gel conductor que facilita la transmisión de energía.
- Se pasa un cabezal sobre la piel que emite calor controlado y progresivo, alcanzando las capas profundas sin dañar la superficie.
- La paciente nota una sensación agradable de calor, similar a un masaje relajante.
- La duración varía entre 20 y 60 minutos, según la zona y el protocolo.
- Al finalizar, se puede aplicar una crema calmante o reafirmante, y no es necesario reposo.
Los resultados son progresivos y acumulativos: desde la primera sesión se nota una piel más firme y luminosa, pero el efecto reafirmante máximo se observa a partir de las 4 a 6 sesiones, ya que el colágeno se regenera con el tiempo.